lunes, 17 de agosto de 2009

Se abrió el vacío sin pudor, el día se hundió entre piedras y baldosas.  Ahora fue la noche, el día de la cama vacía, de los ojos cerrados, las horas de no ver(se).
Mis pies se hundieron también un día en la selva, entre tanto lodo y verde a los costados.
Ya ves que el mundo no sólo nos traga en la ciudad. No me olvido de aquella vez en que casi me come el mar con el manotazo de una ola.
El mundo es carnívoro. Y tiene hambre.  

1 comentario:

Eush dijo...

"...Que el mundo no sólo nos traga en la ciudad."
Un suspiro aliviador, profundo lleno de recuerdos acompañada de la euforica alegria de saber que en la ciudad no se nos ira nuestro mundo!
Te quiero amiga, Me encata.