martes, 27 de septiembre de 2011

Greatest Hits de Lacan

Hay veces, cuando voy a ciertas clases o seminarios psicoanalíticos, que me pasa lo que contrariamente -imagino- desearían los expositores. Quiero decir que detrás de ese banco-mostrador escuchoveo seres humanos que no elevándose por sobre su humanidad, se hunden en el patetismo de reducir su tan amada capacidad de lenguaje al mero hecho de hacer enunciados.
Las cosas ya no existen porque las palabras ya no flotan sobre ellas sino que las asesinan. El secreto oscuro de la humanidad queda aplastado por un manojo de símbolos, paréntesis y pesos pegados en la pizarra.
Entonces me imagino que el parlante piensa: Si lo real está del lado de lo imposible, siempre hay un hiato, algo se escapa entre lo que digo y quiero decir y nadie está entendiendo nada, será que lo estoy diciendo bien.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

ríe

Salimos de ese universo de baba, de ese festival de fluidos de bocas abiertas y de manos convulsas. Nos salimos de una película monstruosa de màscaras y pelucas, de mutantes y hombres x.

Y descubrimos la risa.

Nos reìmos una cuadra entera tal vez dos, con la sensación rara de no estar seguras de nosotras mismas, acaso de nuestra moral, de carcajear en un mundo en el que cabían tantas cosas terribles.

La risa salva. Recorre el cuerpo sumergido en la inmundicia haciéndolo saltar y tomar aire para no morir entre la porquería. Encontramos la risa como la única opciòn para seguir andando frente a la muerte, la violaciòn, la miseria. Llorar no puede ser la opciòn eterna porque detiene. La risa tampoco, pero salva.

martes, 13 de septiembre de 2011

el no de las niñas

Era el terror de nosotras niñas. Eso que nos hacía pensar en la posibilidad del suicidio, de que ya más nada entonces valiera la pena, porque si eso pasaba el futuro sería tomado por el pasado. Sería el retorno eterno de esos minutos inundándolo todo.

Yo no pensaba en mi inocencia, más que nada me imaginaba que si eso llegaba a suceder el placer quedaría del lado de lo imposible, y entonces ya no tendría sentido vivir.

Cuando abusaron de María agarré el cuchillo sintiéndome culpable por no haber evitado que los segundos que acaban de pasar se repitieran por siempre. Y no le dije nada a mi mamá cuando lo salimos a buscar, sabía que si lo encontrábamos se lo iba a clavar.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Yo sé de casas. Tuve un montón y tuve el miedo de no tener ninguna. Tuve casas en donde sobraba el silencio o los gritos intermitentemente. Tuve casas con cuadros y vacías. Tuve casas en un barrio, en el centro y en la playa. Tuve casas grandes y casas mìnimas, tuve casas de familia y de amigas. Tuve casas con gatos, con perros, con peces y canarios. Tuve casas con padre, casas con madre sin padre y abuela. Tuve casas con miedo. Tuve casas sucias y casas limpias. Casas embrujadas y casas mágicas. Tuve también casas que no eran mías. Cambiarme tanto de casa hizo que entendiera la diferencia entre un edificio y un hogar. Haber tenido tantas casas como años, pensè de chica, que me hizo viajar y tirar y regalar y abandonar y encontrar. Yo sé de casas, también del miedo de no tener ninguna.