sábado, 25 de julio de 2009

Cuando uno lee, hace mucho más que transformar letras en sonidos. Despega las palabras de la hoja, las transforma en cosas. Por algunos momentos la palabra perro muerde o nos lame la mano.
Y escribir y ser leído por otros, es algo así como crear perros por mayor. Construir mesas, escalones, temblequeos que se arrancan del fondo blanco y corren por ahí desesperados recién salidos del papel, como perros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué hace una chica un sábado a las cuatro de una madrugada de las más frías. le roba un hueco al espacio cibernético para largar su artillería pesada: palabras. qué hace otra, por las mismas horas congeladas horas del otro lado del huso horario? le responde a ese hueco con el eco de otra piedra, con la misma gomera: palabras. escucho los aullidos de esas perras negras maría, y no hace falta acercar la oreja al mar blanco de la hoja-pantalla esta vez.

Anónimo dijo...

me enacanta leerte.....fer!