La caída iba a ser ruidosa, porque ya chillaba en el descenso mientras las manos desde arriba aplaudían histéricas a la espera del golpe, del aplastamiento de los de abajo.
Como si recién ahora empezara el tiempo, como si la lucha en la calle o la guerra en su pecho no lo hubiesen ocupado nunca, como si una mano enorme nunca hubiera tapado las bocas mientras que con su otra diestra simulaba contener algo que no fueran barrotes.
Algo así como si recién comenzara el tiempo y todas y todos nos desconociéramos.
6 comentarios:
nos desconocimos, india.
ah re.
abria otra vez, taller?
me gusta lo del pecho ocupado, me gusta cuando escribes porque...
Éstas pibas son un poema!
ay
Son dos poemas.
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