martes, 8 de junio de 2010

La casa

Mudarse es agitar las cosas, soplar el polvo. No tuve tiempo para pensar desde que llegué, no sé si acaso de sentir. Tampoco sé si se requiere de tiempo o de pensamiento para que sea posible significar los sentimientos. No es una discusión que me quiera dar ahora, tal vez también por falta de tiempo, o a lo mejor por falta de interés.
La cuestión es que cuando uno se muda tiene la posibilidad, si quiere, de observar la movilidad de las cosas. Qué es posible de ser movido y qué no. O peor aún, algo más temido, ver qué es lo que se lleva inevitablemente. Cuáles son las cosas que parecieran estar fuera de nuestro cuerpo pero que al fin y al cabo sobreviven inalterables a cualquier movilización. Yo todavía no sé de esas cosas. Sólo sé que últimamente la excusa del tiempo me viene bien.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

no deberias estar trabajando?

Juan-D dijo...

No todos los anònimos son seducidos por tu prosa!

A mi en cambio me encantó.

Luna dijo...

Juntada en casa nueva!! Y que los anónimos vayan con caretas.

Anónimo dijo...

.yo iba a hacer un comentario inteligente pero creo que nunca tendre tiempo
creo tambien que somos varios