miércoles, 15 de febrero de 2017




Sé que mi cabeza empezó a escribir desesperada e incontrolablemente, y entonces intuyo que todo se terminó, y me odio por saberlo de manera anticipada, me odio por escribir el final que entonces se vuelve inevitable. Palabra a palabra voy atando una soga entre nuestras manos agarradas y la aprieto, la aprieto , la aprieto hasta que la soga se junta entera en un nudo conciso y deja sueltas nuestras manos.

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