miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hoy vi a una chica oscura. No era nada como un pájaro. Bien podría haber sido una tortuga Ninja, la rata de las tortugas ninjas. Tenía un taper de semillas de girasol. Era una máquina de comerlas, las pelaba espectacularmente. Sin parar. Yo no podía dejar de mirarla. Tiraba las cáscaras en el mismo taper de donde las sacaba. crac crac crac crac. Quise saber todo de ella, su ropa, su cara, ella escapada de un cuento y aparecida en el línea D. La línea D forme, la línea D limitada. Todo aquéllo en una sola línea, todo aquéllo en una sola chica con dientes de conejo, y ropa larga, ropa infinita. No pude dejar de mirarla, dejar de inventarla subiendo las escaleras, saliendo de la alcantarilla a la superficie. A seguir comiendo girasol, siendo mirada en su cocina, comprando ropa negra, escondiéndose el pelo. Comiendo girasol.

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