Me desperté como todos esos últimos días a las siete de la mañana con el corazón latiéndome como si llegara tarde, aunque todavía tuviera casi una hora más de sueño (pero los nervios son insómnicos así que) dí una vuelta más entre las sábanas vacías (de ese día, la semana anterior, y seguramente las que vendrían), agarré el conejo mínimo (que había sido robado en un rapto de valentía con la excusa, acto psicomágico o requerimiento moral de buscarle un hogar mejor) que había aterrizado (sin meditación mediante) en mi cama para seguramente quedarse como compañero infinito; agarré sus manos e hice que me tocaran la nariz y el cachete.
Parte II
Bajé. La casa grande tenía un silencio que lo devoraba todo. Todo. Mis pantuflas devoraban los sonidos de mis pies. Las siete de la mañana devoraban el sonido del día. El ruido del sueño de las amigas. La música eterna del inquilino.
Parte III
Pensé que estas siete de la mañana que me llamaban últimamente eran un paréntesis del tiempo. Del mundo. Que eran un paréntesis que me gustaría llenar con mate (que hiciera ruido al terminarse el agua) y con tostadas (que se escuchara el resorte de la tostadora (si es que las tostadoras tienen resortes que hacen ruido))
Parte IV
Pensé: paréntesis, mirá cómo te lleno con (ruido de mate, tostadas y recuerdos)
Parte V
Había en la mesa una azucarera, la azucarera. Yo no le pongo azucar al mate, pero la revuelvo mientras tomo.
Parte VI
Ahí entre los pliegues de mi cerebro encontré la escena de aquélla vez, la única vez que decidí declararle mi amor a alguien. Que lo decidí, y creí concretarlo. No como cuando encerrada en el placard juraba decirle hoy, sí hoy, no pasa de hoy, a Miguelito que gusto de él, sí que si quiere ser mi novio, salgo del placard voy al jardín y se lo digo. Esas veces no. Digo que encontré las imágenes apalabradas de cuando sí me creí tan valiente. Ahh, El Amor y La Verdad.
Parte VII
Declaración de amor:
Mirá, la verdad no entiendo cómo puedo gustar de vos si pienso que sos un cobarde, que nunca te jugás por nada, que no decís lo que pensás ni hacés lo que decís, que estás todo el día quejandote de todo y lo único que sabés hacer es destruir. (Puede que también haya utilizado algún equivalente a no valés nada, o alguien que valga tan poco)
Parte VIII
De repente el paréntesis se llena de gracia. Yo esperaba que con eso él quisiera ser mi novio, de alguna estúpida forma para mi eso significaba mirá todo lo que (te quiero)
Parte IX
(de nuevo) Qué estúpida.
Parte X
Pensé que si mi risa bailara se movería como los granos de azúcar al caer.
8 comentarios:
Tu risa baila. Como vos.
Y es tan lindo cuando te reìs.
M
(pero sin paréntesis) te extraña,
cada vez menos (ana)clara.
espero cruzarte el dia de la madre en la flia. espero.
anonimx
te esperan.
yo te extraño.
TERMINEMOS CON LA PELOTUDEZ DE LOS ANÓNIMOS.
cómo explicarlo: yo leía el mensaje de natalia y no podía sino escucahar su voz indignada.
adhiero al pedido de esclarecimiento del origen de los mensajes. las chusmas queremos saber quién, qué y cómo.
salú!
y mariana?
quiere ser canciòn
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