Cuando uno lee, hace mucho más que transformar letras en sonidos. Despega las palabras de la hoja, las transforma en cosas. Por algunos momentos la palabra perro muerde o nos lame la mano.
Y escribir y ser leído por otros, es algo así como crear perros por mayor. Construir mesas, escalones, temblequeos que se arrancan del fondo blanco y corren por ahí desesperados recién salidos del papel, como perros.
2 comentarios:
qué hace una chica un sábado a las cuatro de una madrugada de las más frías. le roba un hueco al espacio cibernético para largar su artillería pesada: palabras. qué hace otra, por las mismas horas congeladas horas del otro lado del huso horario? le responde a ese hueco con el eco de otra piedra, con la misma gomera: palabras. escucho los aullidos de esas perras negras maría, y no hace falta acercar la oreja al mar blanco de la hoja-pantalla esta vez.
me enacanta leerte.....fer!
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