Y confirmè que estaba vivo, porque muchas veces los muertos hablan y muchas veces los muertos escriben. Y vi su cara impune de inversiòn dialèctica. Una sola cara con una sola mirada, y confirmè entonces que estaba muerto.
domingo, 29 de noviembre de 2009
sábado, 28 de noviembre de 2009
"Cuando uno està enamorado, comienza siempre por engañarse a si mismo y acaba siempre por engañar a los demàs. Esto es lo que el mundo llama un amor romàntico.
...
La pasiòn romàntica vive por repeticiòn, y la repeticiòn hace artìstico un deseo. Ademàs, cada vez que se ama es la ùnica vez que se ha amado nunca. La diferencia de objeto no altera la unidad de la pasiòn. La intensifica simplemente. No podemos tener en la vida màs que una gran prueba a lo màs, y el secreto de la vida està en repetirla lo màs a menudo posible."
Lord Henry, mejor dicho, Oscar Wilde
viernes, 27 de noviembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
sábado, 21 de noviembre de 2009
viernes, 20 de noviembre de 2009
no me importa lo que diga lacan
Me encanta escribir y me gusta como escribo. Me encanta cantar y no me gusta como canto. Pero me encanta cantar y quiero hacer lo que me encanta. Hay algo que se escapa entre el cantar y lo cantado. Cuando canto el goce està en el siendo y no en el producto, que es esa voz que no entiendo como mìa. Me gusta cantar y es un gusto visceral. Me gusta sentir el aire en mi panza y sentir la carrera de ese aire acariciando la garganta, convirtièndose en voz. Me gusta usar la boca, los pulmones.
Cuando escribo no pasa lo mismo. No hay un lazo entre lo que quiero decir y lo que digo. Pero no porque simplemente no se enlace lo que siento con las palabras. Màs bien porque creo, y quizàs suene terrible, que no hay nada para enlazar porque suelo sentir en palabras o en imàgenes, que para el caso es lo mismo. Cuando escribo no se me escapa eso que se me escapa el resto del tiempo. Eso que me hace correr. Cuando escribo me desparramo en el papel, me proyecto en algo blanco sin el resto de las cosas. Ahì va una hormiga caminando, y ahora otra, y ahora otra.
jueves, 19 de noviembre de 2009
martes, 17 de noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
robo a mano armada
Húmeda y vacilante. Pero estoy. Esperando que una gota termine de deslizarse por el puente de mi nariz y se estacione entre mis labios. Y a parpadear con el cuerpo desapareciendo por un segundo, un segundo tan pequeño que casi será como si no hubiese pasado. Y yo voy a seguir estando ahí, aparentemente esperando. Húmeda y vacilante.
un, dos tres. la puerta, el límite entre esa cosa y el resto. las piedritas recordando el dibujo de las plantas de tus pies. se dibuja larga la línea: de este lado mar, del otro mundo. el verano, tan ecléctico. las manos en su búsqueda, manoseando pilones de arena, invitando al entierro del año, amontonando los meses, levantando un castillo. los dedos, haciendo túneles, pintados de espuma, chapoteando charquitos. nosotras, violentando el domingo con un ritmo quitapenas. es noviembre maría,
húmedas y vacilantes pero estamos.
viernes, 13 de noviembre de 2009
con esta boca, en este mundo
En mi boca entran casas, árboles, facturas de chocolate y dulce de leche. La cuenta del gas, el calendario, la ausencia, el frío, el vapor. Barcos, montañas, carpas. Un gatito, pecas y un león. Tu lengua, mi miedo entre los dientes, este maldito miedo que es tan grande que no deja paso al aire.
martes, 10 de noviembre de 2009
Entonces las uñas se tiñen de tierra
y la piel se bebe la humedad
y hay que saltar de lado a lado
de lado a lado de lado a
hasta encontrar la forma
de moverse sin avanzar
esa forma tan dificilmente
fácil
de caer
en el tiempo
de mentirse a uno mismo
con la hermosa metáfora
de sentirse árbol en cambio de estación
de viaje interminable soltando todo
menos el soltar
y las manos tiesas y abiertas
y las líneas como mapas
tapados por el polvo
cayendo
.detenido.
lunes, 9 de noviembre de 2009
lunes, 2 de noviembre de 2009
la no sutil diferencia entre recordar y reconocer
Puede ser algo tan lindo cuando después de no ver a una persona por mucho tiempo, y quizás no recordar exactamente su cara y tantas cosas... entra de repente e inunda todo el colectivo con su nombre. Y ya de atrás la reconocemos por su forma de pararse, de poner las monedas, por la destreza de sus manos, por su risa. Esas cosas que no sabíamos que sabíamos de la persona que evidentemente no habíamos olvidado.
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